Parto

Parto
Otra cosa que nos quita el sueño a los criadores de cobayas: EL PARTO. Y digo que nos quita el sueño literalmente. Cada vez que tenemos una cobaya a punto de parir, hacia el día 67 de embarazo, empiezo a dormir con una oreja alerta ante cualquier sonido por si hiciera falta mi colaboración para conseguir un final feliz.
Lo habitual en las cobayas es que el parto sea “como coser y cantar” pero, en ocasiones, las madres primerizas tienen algún problema y, por que se asusten o por falta de instinto, dejen perder la primera camada al no limpiar a los bebés recién nacidos y romperles el saco amniótico en seguida para que puedan respirar. Por suerte, en el segundo parto todo suele ir sobre ruedas.
Lo que nos quita el sueño del parto de las cobayas es que es asintomático, osea, una cobaya a punto de parir, estará comiendo y bebiendo como si tal cosa hasta que, de repente, se parará quieta, hará un pequeño quejidito acompañado de una contracción y ya está, la maquinaria está en marcha. A veces, la primera contracción ya provoca la salida de la cabeza de la primera cría aunque en ocasiones hacen falta dos o tres contracciones más pero, si tenéis la suerte de asistir a un parto de cobaya, veréis lo fácil que es todo. Si estáis ahí delante, no hará falta que intervengáis. Hacedlo solamente si veis que, tras nacer alguna de las crías, la madre no la ve o la ignora durante unos segundos, si es así y la cría ha salido envuelta en la bolsa amniótica (suele ser así), sin miedo, con vuestros dedos romped la bolsa amniótica a la altura de la boca de la mini cobayita, esto hará que automáticamente empiece a respirar. Seguramente la madre la verá enseguida y empezará a limpiarla como una histérica hasta que nazca el segundo bebé (si lo hay).  Normalmente pasan unos minutos entre bebé y bebé pero a veces dos bebés nacen seguidos y la madre sólo acude a uno de ellos por lo que nuestra intervención será necesaria para que el otro bebé pueda respirar mientras espera su turno de limpieza. Si veis que al romper la bolsa el bebé no empieza a respirar inmediatamente cogedlo y dadle una pequeña sacudida, suele ser suficiente para hacerlo reaccionar.
En un intervalo de 10 a 30 minutos suelen haber nacido todas las crías de la camada y una señal de que no habrá más bebés es que en las últimas contracciones de la madre, ésta expulsa las placentas, una por bebé. La placenta tiene el aspecto de un trozo de carne roja que casi siempre la madre se come por instinto (le ayudará a reponer fuerzas y a eliminar pistas y olores del parto).
Si veis que el parto no progresa o que la madre sufre en exceso y los bebés no nacen, no lo dudéis, llamad a vuestro veterinario porque está en juego la vida de la madre y los bebés.
Afortunadamente, la inmensa mayoría de los nacimientos transcurren sin problemas.
Hay partos con sangre y partos casi limpios por completo pero, en cualquier caso, al cabo de un par de horas, la madre, los hijos y el lugar del parto estarán impolutos gracias al afán que pone la hembra en limpiarlo todo.
IMPORTANTE: si no queréis que vuestra cobaya quede embarazada el mismo día en que pare, deberéis tenerla separada del macho ya que la mayoría de las hembras tienen un celo post-parto y no es nada beneficioso para el animal tener dos embarazos seguidos y más mientras está lactando.